En un episodio sin precedentes que pone en tela de juicio la intersección de la tecnología y los derechos de autor, 17 escritores prominentes, incluidos George R. R. Martin («Juego de Tronos»), John Grisham («El informe pelícano») y Jonathan Franzen («Libertad»), han demandado a OpenAI. Los escritores acusan al gigante de la inteligencia artificial de utilizar sus obras protegidas por derechos de autor para entrenar a su chatbot generativo, ChatGPT, sin su consentimiento.
La demanda
En la demanda presentada en el Distrito Sur de Nueva York, los autores argumentan que ChatGPT permite a los usuarios generar contenido que esencialmente puede servir como precuelas o secuelas de sus propias obras. Esto se considera especialmente problemático en el caso de Martin, quien aún no ha completado las últimas entregas de su famosa serie «Canción de Hielo y Fuego», base para la serie de televisión «Juego de Tronos». Los autores describen este acto como un «robo sistemático a escala masiva» de sus obras literarias.
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La posición de OpenAI
OpenAI, por su parte, ha mantenido una postura defensiva. La empresa sostiene que respeta los derechos de autor y está dispuesta a dialogar con los creadores afectados. Además, han mantenido conversaciones con el Authors Guild, una organización que representa los intereses de los escritores y que ha respaldado la demanda. Mary Rasenberger, la directora ejecutiva del Authors Guild, enfatizó que los autores deben tener el control sobre cómo se utilizan sus obras, especialmente en el contexto de la IA generativa que tiene el potencial de «reemplazar» a los autores humanos en la literatura.
Procedencia de los textos
Una de las inquietudes adicionales planteadas en la demanda es la procedencia de los textos utilizados por la IA, sugiriendo que podrían provenir de «depósitos de libros piratas». Esto añade otra capa de complejidad ética y legal al caso.
Los demandantes buscan una prohibición explícita contra el uso de sus obras en el entrenamiento de modelos de lenguaje de OpenAI, así como indemnizaciones que ascienden hasta $150,000 por obra infringida. Esta demanda sigue la estela de casos similares presentados contra otras empresas de tecnología, como Meta Platforms, que también se enfrentan a preguntas sobre la utilización ética de contenido protegido por derechos de autor en sus respectivos modelos de IA.
Consecuencias para el futuro La batalla legal en curso podría tener profundas implicaciones para el futuro de la inteligencia artificial y la creatividad humana, cuestionando la ética de entrenar modelos de lenguaje con obras literarias sin la autorización explícita de los autores. Este caso ejemplifica la creciente tensión entre el avance tecnológico rápido y las consideraciones éticas y legales que lo acompañan.